Esta noche, después de “24 Horas Central”, TVN estrenará el primer episodio de una nueva temporada de “Mea Culpa”. El regreso del programa conducido por Carlos Pinto ha generado una alta expectativa entre sus seguidores, quienes tras trece años de espera, por fin podrán reencontrarse con los oscuros casos criminales que han impactado a la sociedad en el último tiempo, en una versión renovada, pero que conserva las características esenciales del espacio.
Fotech.cl conversó con el periodista sobre cómo se viene este nuevo ciclo y la reacción que ha tenido el público a la vuelta a las pantallas del programa que se ha convertido en un clásico de la televisión chilena. Además, entregó detalles de qué es lo que se verá en el capítulo de estreno, cuya historia es del año 2000, ocurrió fuera de Santiago y fue ampliamente cubierta por la prensa.
¿Cómo están los nervios y el ánimo ad portas del estreno de la nueva temporada de “Mea Culpa”? Con la experiencia, ¿se está más tranquilo?
Los nervios se mantienen, suceden, están presentes. La experiencia indica que mientras estén, uno está como vivo en esto, que vale la pena correr riesgos. En eso estoy. Siento que hay un riesgo, calculado, de poner el programa después de trece años de ausencia dado que la gran cantidad de espectadores que se produjo producto de la exhibición completa de todos los casos. Esto le vino a dar una categoría a “Mea Culpa” de un programa clásico. Bajo esa perspectiva, entendiendo que no hay nada más moderno que un clásico, más que despercudirse, “Mea Culpa” cumple un objetivo importantísimo que es imponerse, porque el programa transgrede el tiempo y se mantiene vigente y es la razón por la cual yo estoy sólo nervioso, como realizador, porque siento que los tiempos son diferentes: la cárcel no es la misma que yo dejé, el país tampoco lo es. Hay una serie de cambios políticos y generacionales que son nuevos retos a considerar, que uno tiene que entender que son las cosas nuevas que se presentan. Todo eso le hace pensar a uno que esto no será pan comido, pero sí existe la sensación que la gente quiere que el
¿Cómo qué cambios?
Por ejemplo, nosotros nunca habíamos convivido con las redes sociales, el valor que eso tiene. Decir, además, que las redes sociales son las que, en lo personal, me han permitido entender que estamos frente a un multitudinario focus group, más de 200 mil personas que levantan la mano exigiendo y viendo los programas repetidos.
Viendo los comentarios en esas mismas redes sociales nos damos cuenta que es público de todas las edades ha visto el programa, no sólo los que la vimos trece años atrás. ¿Por qué crees que “Mea Culpa” logra esta transversalidad?
Eso es lo que a mí me llena de orgullo. Yo soy muy poco pagado de sí mismo, no me creo el cuento, pero tampoco soy ciego y por lo tanto debo saber en corrección lo que uno está viendo. Lo que yo he estado sintiendo es que efectivamente la gente le ha dado un supra valor al programa. Ese valor que tuvo antes, en términos de rating. Las redes sociales han sido fundamentales para que el programa haya podido tener una nueva salida. En “Mea Culpa” yo tuve intenciones claras y pretenciosas cuando lo hice, en mi condición de realizador, de poner una forma de hablar más chilena, de usar paisajes nuestros, de ver gente que no es necesariamente linda, que lo es en el contenido, en el contexto, de postular a la vida y la libertad de la cultura delincuencial. Me di cuenta que en esta tercera pasada que hizo TVN la gente empezó a ver eso, ver cosas distintas y empezaron a alabar esos detalles, a considerar que lo que se hizo ya era tan bueno, que no hay nada que se le iguale. A convertirlo nada menos que en un clásico. Viendo el éxito que tenía en la madrugada, donde llegaba a sacar 12 puntos, Televisión Nacional dijo “esto hay que hacerlo”.
¿Leías los mensajes donde la gente comentaba que sería bueno que volviera el programa?
Sí y no solo yo, me consta que TVN también lo hizo. La gente lo pedía a través de las redes sociales. A partir de esas peticiones entablamos conversaciones para ver cómo lo hacíamos, fueron bastante largas, no fueron de un día para otro. Yo le debo mucho al programa y también escucho a la gente, porque me ha elevado a una altura profesional que yo no pensé. Además, las personas me han puesto condiciones, que hay elementos que no quieren que falten en el programa, que los rituales que “Mea Culpa” tiene no se pierdan. Que mantengamos el respeto por lo clásico, que no se pierdan si ellos funcionan.
De esas cosas que te han pedido que no falten, ¿cuáles te han llamado la atención?
Mira, siempre se me ha asociado el dicho “nada hacía presagiar”, una vez lo revisé y parece que en dos casos fue que lo dije, desde ahí quedó esa idea y se hizo famosa esa frase, me la otorgaron a mí y yo la acepté. La música es incambiable, me han pedido que no la cambien. Me han pedido que ingrese en la mitad de la historia y fundamentalmente me han pedido más humo. Este fue producto de un error que se produjo en la primera vez que hicimos la compañía y eso significó que en definitiva quedara como un ritual del programa. Algo haremos con el humo.
¿Pero me imagino que igual tendrá cambios el programa?
El cambio que primero van a ver hoy, es que es un programa luminoso, es un programa que está acorde al tecnicismo actual, en todo aspecto. Vas a ver a nuevos actores, nuevos rostros, pero por sobre todo, vas a identificar al segundo que estás viendo “Mea Culpa”. Si eso se da, más allá de la aceptación o el rechazo que pueda tener en el rating, más allá de eso, te puedo decir que hemos respetado los códigos del programa.
Es tanta la expectativa que ha generado el regreso de “Mea Culpa, que el llamado a casting tuvo una respuesta multitudinaria. Mucha gente querían ser parte de algún capítulo de esta temporada, actores e incluso gente sin estudios de teatro…
Piensa que es tanta gente que creció viendo el programa, que hay una gran cantidad de actores que comenzaron también a apreciar el programa y pensaban en que a ellos les hubiera gustado estar ahí, a lo que venga. Nosotros tuvimos la ocurrencia de poner un aviso en redes sociales y el mail del encargado fue fatal, colapsó. Se armó un caos que tuvimos que salir que lo íbamos a suprimir, porque necesitábamos cuatro o cinco actores por capítulo y llegaron miles. Además de ellos, se sumó la gente que quería poner su impronta, hacer un cameo, pasar por atrás de la escena, el poder decir “yo estuve ahí”. Finalmente se hizo un casting en TVN, comandado por un productor, y a la primera semana tenía a cinco mil personas que querían aparecer en el programa. Todo esto es raro y producto de las redes sociales, las que prenden cuando deben prender. La gente se volcó a “Mea Culpa”. Hay una energía positiva que a mí me emociona.
Tal como comentabas antes, la vida ha cambiado mucho en estos trece años, ¿con qué disposición te encontraste? ¿Las grabaciones han sido más o menos complejas en la cárcel?
Hay muchas cosas que a mí me preocuparon, volver después de más de una década de ausencia a un lugar donde yo tenía una seria acogida, donde se me permitía entrar. Porque más allá de la intención del jefe o administrador, del Alcaide, eso no es razón para que yo pueda ingresar al interior. Esa entrada la tenía que papal in situ, porque si yo hubiese sido repelido por la gente, yo no podría haber hecho el programa. No iba a trabajar bajo presión cuando me meto a sus casas, su intimidad. No es fácil para un comunicador meterse a la cárcel porque a ti se te ocurre. Ese fue mi primer temor. Cuando entré la primera vez, sentí manos que entre las rejas querían estrecharse con la mía y eso me dio una confianza, sigo teniendo el respeto con el que me fui. Ahora eso no significa que todos ellos quieran ser entrevistados por mí. Puedo sentir que estoy en su espacio y no soy repudiado. También pudimos ver el cambio en las cárceles que ya no son como las de antes, en que estaban todos hacinados, ahora al menos hay dignidad dentro de ese encierro. Y otro es el cambio de los géneros delincuenciales que hoy existen, los motochorros, los sicarios, en fin, hay distintos delitos que se han ido incorporando, los portonazos. Hay un grupo etario bastante más joven. Han ido desapareciendo los grandes caneros viejos, ésos que entran y salen de la cárcel y han hecho de ese lugar su casa. Con ellos se pierde la “ética delincuencial”, la delincuencia hoy no respeta a sus pares.
Lamentablemente en estos trece años han pasado delitos terribles en nuestro país, como el caso de Ámbar, ¿cómo eligieron las historias que pondrán en pantalla?
Creo que la palabra elección es muy grande para un programa de este tipo. Porque claro, el papel admite lo que tú quieras, te sientas en la oficina y dices quiero entrevistar a éste, éste y éste, que son los grandes casos. En este programa, la etapa más importante es ciega, no se puede coordinar una producción cuando tu planificas entrevistar a alguien, pero nunca has hablado con él y cuando te abren la cárcel para hablar que lo hagas, este personaje no quiere, entonces lo borras y vas con otro. Debes hacer una selección, todo eso es ciego. Tú te planificas, pero nunca sabes si vas a cumplir con el propósito diario, semanal o mensual, de gente que quiera estar en tu programa. Acá sólo cuando tienes una cantidad de casos ya conseguidos, te da una estructura para decir “ok, con estas entrevistas nosotros vamos a poder planificar una grabación”. “Mea Culpa” tiene un proceso que no se puede cambiar y que le da la estructura al programa, que es el que tenga al verdadero culpable al final de la historia.
¿Y qué tan dispuestos han estado esos culpables de querer hablar contigo?
Bueno, nosotros no cancelamos ningún peso por eso, apelamos al derecho a que él pueda decir lo que quiera. Ahora, nosotros hacemos la historia no según lo que él cuente, sino según el proceso. La posibilidad que ellos hablen puede ser desde el arrepentimiento, la culpabilidad, la negación, lo que quiera. Pero vamos a tener como siempre al protagonista.
Por último, ¿qué se puede adelantar del primer capítulo que veremos en pantalla esta noche?
La historia de hoy se llama “Un cuento salvaje”. Cuando digo cuento, es porque es un cuento de carácter criminal, delictual y salvaje porque realmente tiene un corolario increíble que la gente se va a sorprender. Son casos que en algún momento la prensa connotó, pero fundamentalmente y sí puedo asegurar por respeto a la familia y ellos mismos, tratamos de vanagloriarnos de la obtención de estos casos. También queremos sorprender con estos casos. Lo único que puedo decir en beneficio de esto, es que lo que se ha visto es “Mea Culpa, el regreso”. Es decir, vemos el mismo producto, pero a la vez un diferente “Mea Culpa”, más luminoso, nuevo, no desempolvado, que no ha perdido las características originales que lo convirtieron en lo que es.