Los detectives asomaron la cabeza por la rendija y descubrieron un arsenal de guerra. Casi medio centenar de armas, entre fusiles, rifles y pistolas semiautomáticas, estaba simplemente oculto en el entretecho de una casa de clase media, de dos pisos, de material sólido y color rosa, con antejardín, y sin reja perimetral de calle Francisco Coloane.
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