Las elecciones están previstas para el 7 de noviembre.
Esta semana los sandinistas definieron al presidente Daniel Ortega como su candidato a la Presidencia de Nicaragua, país que gobierna desde 2007. Esto, pese a que desde las protestas de 2018 en su contra se afectaron la vida política y el crecimiento económico previos, dando como resultado un escenario actual de mucha presión contra quienes son críticos con el régimen.
Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, fueron inscritos el lunes como los candidatos del oficialismo para buscar un cuarto mandato sucesivo en las elecciones del 7 de noviembre, mientras sus principales rivales están en prisión.
La permanencia de Ortega como presidente de Nicaragua “perpetuaría la impunidad por las graves violaciones de derechos humanos y crímenes de derecho internacional cometidos bajo su mandato”, dijo la organización Amnistía Internacional (AI).
En tanto, la Unión Europea (UE) sancionó con restricciones migratorias y financieras a Murillo, a su hijo Juan Carlos y a otros seis funcionarios del Gobierno por su responsabilidad en las “graves violaciones de los derechos humanos” en Nicaragua.
La medida se suma a otras tomadas por Estados Unidos y Canadá contra funcionarios del gobierno de Ortega, en protesta por la represión que mantiene contra sus opositores desde el estallido de las manifestaciones antigubernamentales de 2018.
Quienes “salgan a buscar al yanqui, al europeo para que venga a sancionar (…) deja de ser nicaragüense”, advirtió tras su postulación Ortega a los opositores que hacen campaña contra su gobierno en el exterior.
El gobernante recibió el apoyo de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA) -conformada por Venezuela, Cuba, Bolivia, Antigua y Barbuda, Dominica, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Granada, San Cristóbal, las Nieves y Nicaragua-, que rechazó las sanciones de la UE y pidió el “levantamiento de las medidas” que considera de “injerencia” contra Nicaragua, pese a que las sanciones no son al país o instituciones, sino personales e individuales, recoge EFE.
Sin mucha oposición
Ortega planea competir en los comicios de noviembre sin una fuerte oposición, luego de que la policía arrestara entre junio y julio a siete aspirantes a la Presidencia.
Una es Cristiana Chamorro, hija de la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro (1990-1997), quien figuraba como favorita para vencer al FSLN.
Los opositores son acusados en su mayoría de “traición” a la patria, al amparo de una polémica ley aprobada en diciembre pasado por petición del Gobierno que castiga con cárcel (de 10 a 15 años) a quienes promuevan la injerencia extranjera y apoyen las sanciones internacionales.
La mayoría de los aspirantes detenidos había acordado someterse a la selección de un candidato único de oposición bajo las banderas de la Alianza Ciudadanos por la Libertad (CxL, derecha), pero los cargos en su contra les impidieron participar.
Ortega ha acusado a los opositores presos de “terroristas” y “mercenarios” al servicio de Estados Unidos.
Con sus contrincantes en la cárcel, los sandinistas enfrentarán a una oposición dividida principalmente en dos bloques: la alianza CxL, debilitada por el arresto de casi todos sus precandidatos, y el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), segunda fuerza parlamentaria y que ha sido señalada de colaborar con el Gobierno.
Ortega ha sido el único candidato que ha tenido el FSLN desde las elecciones que se celebraron en 1984 para legitimar a la revolución que puso fin en 1979 a la dictadura de la familia Somoza.
Fue derrotado en los comicios de 1990, de 1996 y 2001. Tras retornar al poder en 2007, logró mantener en los primeros años un clima favorable para el crecimiento económico de entre el 4 y 5 % anual, según datos oficiales.
Pero la represión a las protestas de 2018 y la pandemia frenaron la expansión económica y generaron una crisis política que mantiene en prisión a más de 130 disidentes, según la oposición.
“Siempre están los que intentan frenar este desarrollo”, reclamó el mandatario a sus opositores, a quienes calificó, citando a don Quiote de la Mancha, como “perros que aúllen” porque saben “que estamos caminando”.
La fórmula opositora que quedó
Con sus precandidatos presos, CxL optó por elegir como su fórmula presidencial a una controvertida pareja integrada por el exguerrillero de la denominada Contra Óscar Sobalvarro, de 68 años, y la exreina de belleza Berenice Quezada, de 27 años.
“Esperamos que cesen el asedio y la represión” contra los opositores, demandó Sobalvarro, uno de los jefes de la desaparecida contrarrevolución que Estados Unidos financió contra la Revolución en los años 80 y primer vicepresidente de la CxL.
Quezada, una modelo sin trayectoria política que ganó el certamen Miss Nicaragua en 2017, abogó por la liberación de los “presos políticos”.
En la jornada también se inscribió la fórmula del PLC, integrada por el empresario Milton Arcia y la abogada María Moncada, así como los candidatos de otros cuatro partidos minoritarios.
Nicaragua, de 6,5 millones de habitantes, elegirá en noviembre presidente, vicepresidente, 92 diputados nacionales y 20 para el Parlamento Centroamericano. (I)
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