La sicóloga socialista y ex vocera de la expresidenta Michelle Bachelet lleva siete meses en campaña. Creció en Puerto Montt y se define como feminista. Un viaje a India fue fundamental en su vida.
La carta llevaba tres días circulando, hasta que el 28 de diciembre de 2020, desde Suiza, la firmó la expresidenta Michelle Bachelet. Fue la confirmación de que su candidata presidencial era su ex vocera de gobierno, la sicóloga Paula Narvéz Ojeda (49).
Se trataba de una petición, en formato change.org, suscrita por un grupo de mujeres socialistas, que partía con la frase “Mujeres, ciudadanxs y militantes apoyan a Paula Narváez y piden primarias abiertas”. Luego tenía un título: “Nunca más sin nosotras” y un texto en el que señalaba que “es inaceptable que las candidaturas presidenciales de nuestro partido sean sólo masculinas” y que Narváez es “la continuadora natural de la presidenta Bachelet”.
Así fue como partió la candidatura presidencial de Paula Narváez, quien entonces llevaba dos años viviendo en Panamá, donde trabajaba como asesora
regional en Gobernanza y Participación Política de ONU Mujeres para Latinoamérica y el Caribe. Un cargo al que entró por concurso y lo cuenta en su web presidencial.
Por el cargo, la sicóloga socialista mantuvo silencio durante dos semanas, hasta que el 13 de enero de 2021, en una cuidada estrategia, publicó un video en su cuenta de Facebook confirmando que aceptaba el reto de una precandidatura presidencial. Pero con primarias abiertas y ciudadanas que, pese a sus deseos, ya no se realizaron.
“En el camino que me ha tocado recorrer, siempre ha sido motivo de inspiración y trabajo la lucha por los derechos de todas las personas”, dijo la sicóloga. Luego vino el anuncio: “He decidido ponerme al servicio de ustedes y de mi país, con toda mi fuerza, en la tarea de trabajar todas juntas y juntos para enfrentar los desafíos que tenemos y así materializar el anhelo que me han expresado en la búsqueda de la dignidad e igualdad para nuestro pueblo”.
Hasta su irrupción, aunque en el Partido Socialista (PS) no había ningún precandidato claro a La Moneda, sí existían o interesados o promovidos internamente como posibles nombres. Así, sonaban el senador José Miguel Insulza, y eventualmente el presidente del PS, Álvaro Elizalde.
De hecho, uno de los primeros críticos de la postulación de Paula Narváez fue el mismo Insulza. En entrevista con PAUTA, el 30 de abril, acusó un error en la estrategia: dijo que ella fue proclamada antes de hacerse conocida.
Pero la venia que la alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU le dio a Paula Narváez fue clave para que en el PS solo la candidatura de Narváez se echara andar. Y así ha sido durante seis meses, pese a los varios inconvenientes: poco conocimiento en las encuestas y no haber participado en las primarias del 18 de julio en las que salió electo Gabriel Boric, del pacto Apruebo Dignidad.
Pero después del triunfo de Boric, el escenario de complicó tanto para la sicóloga como para la presidenta del Senado Yasna Provoste (DC), quien finalmente también anunció que sería candidata por Unidad Constituyente.
Una mujer del sur
La primera definición que Paula Narváez hace de sí misma en la página web de su candidatura es: “Soy una mujer del sur de Chile, mamá de mellizas, psicóloga de profesión, feminista por convicción y candidata a la Presidencia de Chile”.
Está casada desde 2012 con Javier Rico Pinto, con quien tiene dos hijas. Él era asesor del Ministerio de Economía.
Nació en Osorno en 1972. Es hija de María Luisa Ojeda y Arturo Osvaldo Narváez Werner, quien murió en 2002.
Su padre fue militante comunista y fue detenido y torturado por agentes del régimen de Augusto Pinochet. Esas duras vivencias durante años solo las habló con su esposa. “Ese fue un tema del cual él nunca habló. Lo hablaba mi mamá. Ella no es de quedarse callada, entonces lo que mi papá no decía, ella lo llenaba de sentido. La primera vez que nos habló del tema fue cuando éramos casi adolescentes”, contó Paula Narváez en una entrevista a La Tercera en 2017, cuando era ministra vocera de Bachelet.
Luego Arturo Narváez entró al PS, donde fue concejal. La historia de su padre marcó su camino y forjó el interés en la política: “Era algo que siempre me importó. En mi familia se hablaba de política en la mesa. Crecí escuchando lo que significaba que en Chile hubiera una dictadura. Recuerdo que para los actos del colegio mis padres, mi hermana y yo nos sentábamos cuando había que cantar la segunda estrofa del Himno Nacional. En un colegio conservador, nosotros nos sentíamos muy distintos. Mi papá decía que nunca había que ocultar lo que uno era”, contó en 2017 en La Tercera.
Paula Narváez estudió en el Colegio Inmaculada Concepción de Puerto Montt y luego sicología en la Universidad Andrés Bello. En 2002 cursó un magíster en economía y gestión regional de la Universidad Austral y, en 2010, un máster en relaciones internacionales de la Universidad de Georgetown, Estados Unidos.
Su primer trabajo fue en 1996, como sicóloga en una comunidad terapéutica en el Programa del Centro de información de los Derechos de la Mujer. Luego fue directora regional de ese mismo organismo.
En 2002, y siempre en el sur, fue seremi del Trabajo y Previsión Social de la Región de Los Lagos. En 2007 trabajó en la mesa de diálogo entre trabajadores y empresarios salmoneros sobre las condiciones laborales de esa industria.
Pero fue un desastre natural, la erupción del volcán Chaitén, el 1 de mayo de 2008, lo que visibilizó su trabajo, por primera vez, a nivel nacional. La entonces mandataria Michelle Bachelet la nombró delegada presidencial en terreno para la crisis. Fue un rol difícil, lleno de tensiones, que involucró el traslado de un pueblo completo, incluidas las mascotas. Muchos chaiteninos se negaron. Era dejar abandonadas sus casas.
El cargo lo dejó en 2009 y su protagonismo la trajo a Santiago. En el Partido Socialista era muy cercana a Camilo Escalona, quien fue senador por Los Lagos 2006-2014 y había conocido muy bien el trabajo del papá de Paula Narváez en Puerto Montt. Fue una las voceras de la campaña de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, cuando perdió contra Sebastián Piñera.
Un viaje profundo a la India
Tras la derrota de Frei ante Piñera, Paula Narváez se tomó una pausa. Y decidió dejar de Chile para estudiar inglés. Escogió la India. Había otro motivo: aproximarse al budismo.
“El budismo busca situar al ser humano en el cosmos, entonces el desafío fundamental de la existencia es superar el gobierno del ego. Eso llevado a mi actividad pública ha sido un importante cable a tierra. Soy muy consciente de la muerte, lo que sitúa mucho mi acción cotidiana en todo sentido”, dijo Narváez a Cristián Warnen en Desde el Jardín, de Radio PAUTA, hace unas semanas.
La India le permitió, ha contado, vivir una experiencia que quería: estar en un lugar donde no tenía referentes, sin conocer el idioma. Volverse anónima por un tiempo.
De regreso a Chile comenzó a practicar meditación y, cuando puede, va a un templo hindú en Alcántara.
También se casó con Javier Rico. Fue mamá a los 42 años. Y durante el embarazo, pasó dos meses en cama. Nunca se quejó por eso. Ha dicho la ayudó la meditación. También las ganas de ser madre.
Bacheletista
En 2014, cuando Michelle Bachelet inició su segundo período, nombró a la Paula Narváez como jefa de gabinete. Mientras estuvo con pre y posnatal fue reemplazada por Ana Lya Uriarte, quien nunca abandonaría esa posición.
La relación Bachelet-Narváez se afianzó en Nueva York, donde previamente ambas coincidieron. Bachelet como directora ejecutiva de ONU Mujeres y Narváez, junto con cursar un máster en la Universidad de Georgetown, también trabajó en la ONU.
Fue cuando ambas vivían en Estados Unidos que en Chile comenzó la presión para que Bachelet regresara y fuera candidata. La ex-Concertación no tenía nombre y el único liderazgo posible era la expresidenta.
Fue un gobierno difícil, cruzado por el Caso Caval y en el que Paula Narváez terminó como vocera.
Tuvo un estilo calmo y dialogante, pese a la crisis.
Y ahora, con seis meses de candidatura, vive momentos complejos. Con Unidad Constituyente dividida y con otros dos postulantes que aspiran a los mismo: la presidenta del Senado, Yasna Provoste, y el presidente del Partido Radical, Carlos Maldonado, que ha insistido en seguir en carrera.
Tras la victoria en las primeras de Apruebo Dignidad del 18 de julio de Gabriel Boric, el escenario Narváez y Provoste se complicó.
Paula Narváez ha defendido su candidatura pese a las señales de algunos miembros de Unidad Constituyente que han comenzado a inclinarse en favor de Provoste.
Pero la sicóloga sigue en pie. Tiene un programa con “40 medidas para transformar Chile” elaborado hace meses y, además, después del triunfo de Boric, que ahora cuenta con el apoyo Daniel Jadue (PC), ha dicho que en las elecciones presidenciales “falta un sector político fundamental en la historia de Chile y es el que yo presento”.
Y añadió: “No hay más tiempo para estas definiciones y temo que de no tomarlas, el proceso sea irreversible”.